Hola: Comunidad de acuamundo.com.mx Veamos este importante tema, que creo nos viene a todos pues en la familia tenemos a personas ya algo mayores, padres, madres, abuelos tíos, amigos, vecinos, gente de la calle, etc. Desnutrición en gente de la tercera edad. La desnutrición no sólo se debe a la falta de comida. Aunque resulte sorprendente, en los países desarrollados afecta con relativa frecuencia a los mayores, especialmente a los llamados ancianos frágiles. 1. ¿Qué es? La desnutrición en los países desarrollados es un problema de salud característico de los mayores. Se llama desnutrición a un desequilibrio negativo entre el aporte de uno o más nutrientes al organismo y las necesidades de esos nutrientes, que produce una alteración en la forma o el funcionamiento del cuerpo. Su frecuencia en la población general de personas mayores no es alta (probablemente no supera el 5%), pero aumenta enormemente en ancianos frágiles u hospitalizados, en los que puede alcanzar el 50%. Por tanto, afecta especialmente a los mayores que precisan mayor atención sanitaria, complicando muchas veces problemas de salud y sociales previamente ya complejos. 2. Nutrición y envejecimiento Dieta. Aunque la dieta cambie con la edad, no debería comprometerse el aporte de calorías. La desnutrición no es una consecuencia inevitable del envejecimiento, pero con el aumento de la edad se producen algunos cambios en la composición del organismo. En las personas mayores sanas disminuye la masa muscular magra (aquella formada por huesos y músculos, fundamentalmente) y aumenta el contenido de grasa a casi el doble que en la edad adulta. La pérdida de masa magra es fundamentalmente muscular, pero otros órganos, como el cerebro o el hígado, también reducen su tamaño con la edad. Como consecuencia, disminuye la masa celular metabólicamente activa (o sea, hay una reducción de la tasa de metabolismo basal), con lo que pueden disminuir los requerimientos calóricos. No obstante, estos cambios no se consideran patológicos, sino consecuencia del envejecimiento. Su causa es aún desconocida, aunque sabemos que muchos de ellos pueden revertirse con la administración de hormona del crecimiento. La dieta de cada persona también cambia con la edad, como consecuencia de diversos factores (como el gusto, las preferencias, la disponibilidad, o las dietas terapéuticas). Con el paso de los años, se tienden a consumir menos calorías totales, sobre todo a expensas de las grasas. La cantidad de proteínas ingeridas se mantiene y la de carbohidratos aumenta. Los carbohidratos están presentes en numerosas comidas de bajo coste, y sencillas de preparar o que no necesitan preparación (como el pan, las patatas o el arroz), lo que explica en parte el aumento de su utilización. En condiciones normales, estos cambios en la dieta no deben comprometer el aporte de una cantidad de calorías similar o algo menor que la previa, con unos 50 a 70 gramos de proteínas y 15 a 25 gramos de grasas al día. No obstante, todos estos cambios pueden hacer disminuir las reservas de nutrientes, haciéndolas insuficientes para responder a un aumento de las exigencias, o más sensibles a pequeños cambios transitorios en la alimentación. Así, una persona mayor sin problemas nutricionales puede sufrirlos con el cambio de sabor de las comidas al retirar la sal o ante las demandas que provocan al organismo una neumonía u otras enfermedades. En este momento, puede precipitarse una cascada de problemas como consecuencia de la desnutrición que aparece. Se debe estar alerta ante la posibilidad de una desnutrición en cualquier persona mayor, pero especialmente en aquellos con problemas de salud crónicos, frágiles o debilitados. La desnutrición es uno de los problemas de salud que más veces se pasa por alto y sin diagnosticar en el anciano. 3. Factores de riesgo de desnutrición Existen muchas causas o factores de riesgo de desnutrición que hacen obligada la valoración cuidadosa del estado nutricional en los ancianos que sufren uno o más de ellos. De hecho, existen cuestionarios para valorarse uno mismo. En primer lugar, están muchas de las enfermedades del mayor. Una persona de esta edad, cuando enferma, suele ingerir una dieta inadecuada, a la vez que sufre una mayor demanda de nutrientes o energética por la enfermedad, lo que puede trastornar el equilibrio nutricional. Casi cualquier enfermedad puede producir un deterioro de la alimentación y pérdida de peso. Las más frecuentes son las enfermedades cardiacas, respiratorias y digestivas, la depresión y la diabetes mellitus. Además de las enfermedades, la propia incapacidad física secundaria a cualquiera de ellas puede dificultar la adquisición de alimentos, su preparación o su ingesta. También los medicamentos usados pueden suprimir el apetito o impedir la absorción de determinados nutrientes. Entre ellos figuran medicamentos tan usados como los antiácidos, los laxantes, los anticonvulsivos, los antidepresivos o los diuréticos. Hay que destacar de forma especial los problemas mentales. La reacción de duelo por la pérdida de seres queridos, la depresión o la demencia, tan frecuentes en los mayores, son causas desgraciadamente frecuentes de trastornos alimentarios, que a su vez complican el curso de estas enfermedades y ensombrecen su pronóstico. Otros factores de riesgo de desnutrición van ligados a la edad: la menor actividad física (que lleva a tener menos apetito), los muy frecuentes problemas en la dentición (incluyendo el desajuste de la prótesis dental, o la falta de dinero para comprarla o ajustarla), la menor sensación de gusto y olfato, y la menor secreción y absorción digestiva. La suma de todos estos factores hace que muchas personas sanas pierdan algo de peso por encima de los 70 años, lo que obliga a vigilar la situación nutricional periódicamente e intentar resolver algunos de estos problemas, cuando es posible. El último grupo de factores de riesgo bien conocidos de sufrir una desnutrición son los problemas socioeconómicos y ambientales. Muchos mayores viven solos, o tienen ingresos económicos muy limitados, que les impiden obtener todo el alimento necesario. De hecho, el comer sólo es un factor de riesgo de alimentarse de forma insuficiente. Otras veces el mayor o quien le cocina desconocen, por incultura o falta de preparación, cómo debe ser la dieta correcta en las edades avanzadas. A veces, especialmente los varones, se ven obligados a empezar a cocinar sin haberlo hecho nunca antes, recurriendo muchas veces casi de forma exclusiva a alimentos precocinados. Todos estos problemas se ceban, además, en las personas más débiles (las de más bajo nivel socioeconómico o cultural). La prevención de la desnutrición incluye la educación nutricional del mayor y de sus cuidadores, la revisión de los fármacos, las enfermedades y las dietas terapéuticas, la revisión de la dentadura, comer acompañado (en comedores públicos, o recibiendo la comida a domicilio si es preciso) y el tratamiento de enfermedades como el duelo y la depresión. 4. Evaluación de la persona desnutrida Para poder evaluar este problema es preciso reconocerlo. Ante cualquier persona mayor que pierda peso o apetito es fundamental buscar una razón y no atribuir la pérdida solamente a la edad. El primer paso cuando una persona mayor está bajando de peso es medir la pérdida objetivamente. Algunas personas mayores se quejan de hacer una dieta insuficiente o de perder peso, sin que ello pueda evidenciarse de forma objetiva. Para ello, debe conocerse el peso habitual de esa persona. Luego puede pesarse cada dos semanas (hacerlo cada día no tiene sentido), comprobando la evolución (por supuesto, siempre en la misma báscula y a la misma hora del día). También puede ser útil, si se tienen dudas, llevar un registro de toda la comida y bebida ingerida durante algunos días, lo que nos permitirá hacernos una idea de algunas deficiencias o desequilibrios. Si se demuestra que se está perdiendo peso, o se tienen dudas sobre si la comida es o no adecuada, es buen momento para consultar al médico. El médico podrá revisar la dieta y medir el porcentaje de peso perdido. Preguntará también por el grado de actividad física, la capacidad de realizar las actividades cotidianas y la situación social: - ¿Con quién come? Además, hará las pruebas necesarias para diagnosticar aquellas enfermedades que puedan producir perdida de apetito y peso. 5. Tratamiento El tratamiento fundamental de la desnutrición es el tratamiento de las causas subyacentes encontradas, siempre que sea posible. Si se cura o mejora la enfermedad, se retira una medicina que quite el apetito, se educa sobre la dieta más adecuada o se buscan ayudas para que la persona pueda obtener suficiente comida, la nutrición mejorará. Algunas medidas generales son necesarias en cualquier persona mal nutrida. Por ejemplo, es básica la educación de esa persona y sus cuidadores, que deben conocer cómo es una dieta correcta y equilibrada, y cómo los cambios en la percepción del gusto de los mayores pueden obligar a cocinar de forma diferente (por ejemplo añadiendo limón, vinagre, mostaza o pimienta). Es recomendable que la comida del mayor resulte un poco fuerte para los más jóvenes, para que resulte suficientemente sabrosa para el mayor. No es conveniente usar dietas escritas estrictas. Es preferible ajustarse a los gustos de cada persona, realizando las modificaciones precisas sobre la base de su dieta real. Es excepcional que una persona mayor cambie por completo su forma de comer, y que mantenga una dieta estándar escrita en un papel. Otras medidas obvias para recuperar el peso son: - Aumentar el número de tomas de comida al día, añadiendo algún tentempié o aperitivo; Pueden usarse en determinados casos también suplementos dietéticos, que serán útiles para aportar proteínas, vitaminas y minerales. Su objetivo no debe ser sustituir la dieta, sino permitir complementarla hasta alcanzar las cantidades de calorías o nutrientes deseadas. Existen varias marcas, diversos sabores y consistencia. También podría ser conveniente añadir algún complejo vitamínico durante algún tiempo, pero su utilidad no ha sido fehacientemente demostrada. No existen medicamentos para "aumentar el apetito", como demandan muchas personas. Es preciso buscar la causa de la pérdida de apetito, y tomar medidas para resolver la causa, no intentar administrar medicamentos con este fin. Autora: Fuente: Fecha de creación: 14/12/2000 12:48:18 muy buen info mi buen delfin saludos informacion muy interesante, de verdad que esta muy bien elaborado este articulo. Un tema para reflexionar, van puntos Pues yo trabaje en un centro de gerontología casi un año y si el tema de la nutrición (y muchos otros) están fuertes, queremos que los ancianos y niños coman lo mismo que los adultos, está cañón no creen! Lo peor es que hay temas importantes. por ejemplo, {jejeje estoy haciendo un articulo del tema jojojo} es la caída y la depresión en adultos mayores. Debemos poner mucha atención, ellos son un poco mas frágiles que nosotros Enviado desde mi XT860 usando Tapatalk 2
1. ¿Qué es?
2. Nutrición y envejecimiento
3. Factores de riesgo de desnutrición
4. Evaluación de la persona desnutrida
5. Tratamiento
- ¿Dónde y con quién vive?
- ¿Cuántas veces come al día?
- ¿Quién hace la comida?
- ¿Tiene dinero para adquirir los alimentos que necesita?
- Revisar el estado de los dientes y la prótesis dental;
- Permitir una flexibilidad suficiente del horario de comida, y que el mayor coma acompañado y en un ambiente positivo.
Dra. Dª. Marina Carpena
Licenciada en Medicina y Cirugía
Puleva Salud
Última actualización: 19/10/2007 09:16
no solo existe la desnutricion en las personas de la tercera edad, esto se ve en mucho en los niños y la gente muy marginada en nuestro pais.
El Relajo
4
Publicaciones
4
Usuarios
0
Reactions
1,264
Puntos de vista
Iniciador de tema
Al corriente : 21/10/2012 1:21 pm
Al corriente : 21/10/2012 6:02 pm
Al corriente : 22/10/2012 5:31 am
Al corriente : 22/10/2012 1:19 pm